"Estaba en el patio pintando las contraventanas y se escuchaban los tiros como otras veces. De pronto oí silbar una bala por encima de mi cabeza y me agaché por instinto. A continuación vi el cristal roto. Una bala lo había atravesado e hizo impacto en la pared del recibidor. Me desplacé al campo y el jefe del polígono reconoció que había un destacamento de infantes especialistas que se preparaban para un concurso de tiro. Quedó demostrado que habían hecho los disparos fuera del campo, porque mi casa está a más de un kilómetro en línea recta. Varios oficiales vinieron a reconocer la vivienda y me repararon los daños".
“Estaba sentado en la tabla y vi varias salpicaduras en el agua cerca de mí. De pronto sentí un golpe en la espalda y algo que me derribó y me lanzó sobre la superficie del agua”.
"Aquella mañana las paredes temblaron como si fueran de papel. Yo fui a avisar al guardia del polígono y a pedir que cesaran el tiroteo. Me respondió que aquel día estaban utilizando un tipo de bombas más potentes, pero que se trataba de un hecho aislado que no se volvería a repetir".
"Era miércoles y me encontraba haciendo deporte por el pinar de Doniños. Sobre las 13 horas me senté en una piedra que había detrás de la caseta de la Cruz Roja, a unos 600 metros del campo de tiro. Mi sorpresa fue enorme cuando vi que una ráfaga de ametralladora levantó la arena a unos metros escasos de mis pies. No supe qué hacer. Cuando terminó el tiroteo me fui a la puerta del campo. Vino el oficial de guardia, le conté lo sucedido y me contó que había una patrulla haciendo ejercicios por las dunas. Al día siguiente me presenté en el Cuartel General. Me dijeron que iban a hacer averiguaciones y que me darían una explicación. Aún estoy esperando. De todas formas tuve suerte, porque si llego a estar inclinado las balas me hubieran volado la cabeza".
"Había traído una tabla de surf de Santander y éramos pioneros en un deporte que aquí apenas se practicaba. Bajamos a las 8 de la mañana, había buenas olas, ... Nos metimos en el agua y empezamos a hacer surf. Estábamos a unos 300 metros de la playa cuando noté el impacto de una forma suave. Pedí a mis compañeros que mirasen porque, en principio, pensé que sería un abejorro, pero vieron un hilito de sangre. Al momento comenzamos a ver como las balas salpicaban a nuestro alrededor, y me di cuenta entonces de que me habían alcanzado. Salimos del agua y nos dirigimos a la puerta del polígono. Le dije al oficial de guardia que me parecía que me habían dado un tiro. Me miró y me puso una tirita. También nos recriminó por estar bañándonos en zona prohibida. Fue entonces cuando vimos la bandera roja. Lo que pasó es que la izaron y empezaron a pegar tiros sin tener en cuenta que había gente en el agua. Con la tirita puesta fui al médico en compañía de mi padre. Me miraron por rayos y descubrieron que tenía una bala entre la quinta y sexta vértebra. Me operaron en la residencia de Ferrol, y cuando salí, me presenté en el Cuartel General de la Armada y pedí que me recibiera el Capitán General. Enseguida lo hizo, y le pedí explicaciones. Sus únicas palabras fueron reproches y recriminaciones. Se negó a creerme cuando le dije que no estaba izada la bandera roja, y nuestra diferencia de opiniones hizo que él me invitara a abandonar su despacho, lo que hice dando un portazo. Se me pasó por la cabeza denunciar el caso, pero un abogado me aconsejó que no moviera el asunto. Eran otros tiempos, estaba empezando la transición, y los militares todavía tenían mucha fuerza". (1977)
"Estábamos sacando el pescado de la red y de pronto caí sobre la cubierta. Tenía las piernas y los brazos paralizados y momentáneamente quedé ciego. Me puse a gritar como un loco. Mi padre decía que era un calambre, pero yo sabía que se trataba de una bala porque llevaba un rato oyendo tiros procedentes de la costa". (1993)
Accidentes narrados por vecinos de la zona. Textos extraídos del blog Desde la Croa
(Fotografías del blog "Desde a Croa")
El antiguo Campo de tiro de Doniños "A Croa" fue inaugurado en el año 1931. Contaba con una extensión de unos 5000 metros cuadrados y disponía de varios edificios. Allí se realizaban todo tipo de pruebas y maniobras militares con armamento de corto y largo alcance, granadas de mano, diferentes explosivos y vehículos anfibios que se introducían en el lago. Estas instalaciones eran utilizadas no sólo por militares sino que también por miembros de todos los cuerpos de seguridad del Estado. Cuando se realizaban estos ejercicios se izaba una bandera roja para alertar a los bañistas ya que el recinto militar estaba pegado a la playa. Desde los años 40 a los 90 se produjeron un montón de accidentes con civiles. Sobre todo durante la última década la convivencia entre los vecinos, bañistas y estas actividades tan peligrosas era totalmente intolerable. Los últimos accidentes acontecidos provocaron su clausura en el año 1996 y actualmente está medio abandonado. Me hubiera gustado encontrar más información al respecto, pero parece que todo lo que concierne a la ciudad de Ferrol, una de dos o a nadie le interesa o es puro tabú.
You hice la mili ahi. De Agosto del 97 a marzo del 98. Oscar Muñoz "Catalán"
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