sábado, 13 de julio de 2013

✪ Las 13 Calaveras de Cristal ✪


Talladas impecablemente en bloques macizos de cristal, a día de hoy se desconoce con qué utensilios fueron trabajadas. Al parecer estas misteriosas calaveras  albergan en su interior mucha energía y  producen a su alrededor fenómenos extraños e inexplicables.

Cuenta una leyenda maya que existen trece calaveras de cristal escondidas y esparcidas en distintos rincones del planeta. Cada una de ellas fue tallada y procede de un mundo diferente, y la decimotercera pertenece a la Tierra. Los antiguos habitantes de la Atlántida legaron estas calaveras al pueblo maya y tras miles de años estas joyas se fueron dispersando.

La más famosa y más perfecta de las calaveras encontradas hasta ahora es la llamada “calavera de la muerte” o “calavera del destino”. Anatómicamente perfecta tanto en su exterior como interior, mide casi 13 cm de alto, pesa alrededor de 5 kilos y fue fabricada a partir de dos bloques de cuarzo, uno para el cráneo y otro para la mandíbula.
En 1924 el, por aquel entonces, muy popular aventurero F.A. Mitchell-Hedges, emprendió un viaje a Belize con el fin de explorar la antigua ciudad Maya de Lubaantún. Tras unos días de expedición su hija adoptiva Anna, que en esta ocasión le acompañaba, decidió subir a lo alto de la pirámide, ya que había escuchado decir a los habitantes de la zona que desde allí se veía el mar.
 
Cuando Anna logró coronar la gran estructura vio como los rayos de sol penetraban por una pequeña abertura entre las piedras derruidas y estos produjeron un reflejo que la llevó a pensar que había alguien dentro de la pirámide con una linterna. Rápidamente corrió a avisar a su padre y regresaron al lugar junto con los lugareños que les ayudaban en la exploración. Como Anna era la única que entraba por el pequeño agujero decidieron bajarla sujeta por una cuerda. Cuando llegó al fondo, descubrió que lo que realmente emitía la luz, era una calavera de cristal de cuarzo que reflejaba los rayos solares. Anna entregó la calavera a su padre y posteriormente, en una segunda incursión, también recuperaron la mandíbula.
La leyenda dice que el día en que se reúnan de nuevo las trece calaveras de cristal serán revelados todos y cada uno de los misterios del Universo. Con relación a esto, según estudios de la multinacional de la informática de IBM, se ha demostrado que el cuarzo es capaz de almacenar millones de Gigabytes de información.

En la actualidad se conoce el paradero de siete calaveras de cristal, cuatro de ellas pertenecen a colecciones privadas, de las cuales una está en el British Museum de Londres, otra en el Smithsonian de Washington y otra en el museo Quai Branly de París, aunque tanto esta última como la que está en Londres se cree que no fueron esculpidas en la época precolombina.  

La calavera del British Museum de Londres apareció por primera vez en el año 1881, en la tienda de Eugene Boban, un anticuario parisino. Más tarde fue subastada y comprada por Tiffany & Co., que finalmente  la vendió al museo. La de París es la más grande de las tres  calaveras y también fue vendida por Eugene Boban.

El cráneo del Museo Smithsonian fue enviado anónimamente por correo al Instituto Smithsonian en el año 1992, su donante afirmaba que era un artefacto azteca.

F.A.Mitchell-Hedges nunca quiso hablar del hallazgo de la calavera  que encontró en la antigua ciudad de Lubaantún, aunque sí dejó constancia de ello en sus diarios y libros de notas. Fue su hija Anna Mitchell-Hedges la encargada de dar a conocer al mundo el hallazgo, la calavera y cómo se encontró. 

Estudiosos de parapsicología han achacado a la calavera cambios de color vinculados a las posiciones de los planetas, poderes curativos, la visión de imágenes en las cuencas de sus ojos, la captación de sonidos y de olores extraños.