viernes, 23 de octubre de 2015

✪La leyenda de Aka Manto✪


"Aka Manto" (capa roja en japonés) es una popular leyenda urbana que comenzó a difundirse en la década de 1980 por todo Tokio gracias a estudiantes de escuelas de primaria. Trata del fantasma de una extraña criatura (unos dicen que es una mujer y otros que es un hombre) que viste de rojo y tapa su rostro con una peculiar máscara.  Al parecer este espíritu habita en el último retrete de los baños públicos, de escuelas, institutos y universidades, etc... Es un ente muy vengativo y suele esconderse dentro del mismo retrete de los aseos femeninos con el objetivo de atemorizar a todas aquellas jóvenes que decidan usarlo.

Se cree que esta leyenda puede derivar de otras como una que comenzó a circular durante la época de los años 40. Por aquel entonces todo un barrio de Tokio vivía atemorizado por culpa de un supuesto vampiro que vestía con capa roja. Otra historia cuenta que el rumor fue inventado por un banquero socialista que quería causar el pánico entre la población durante la II Guerra Mundial. Y por otra parte está el Kamishibai, una narración tradicional japonesa que habla sobre una especie de hombre embrujado que se aparece envuelto en una capa roja. El hombre era tan guapo que todas las mujeres se enamoraban de él hasta el punto de obsesionarse y perseguirle por todas partes. Agobiado por sus admiradoras decidió esconder su rostro tras una máscara. Dicen que fue acosado hasta muerte y una vez en el Más Allá pidió regresar a la Tierra para vengarse de todas las mujeres.

El caso es que la historia de Aka Manto en la actualidad toma forma de mujer, por lo visto se trata del espíritu de una joven alumna que fue sometida a la humillación constante de sus compañeros de colegio. Al morir su fantasma se aparece para hacerle pagar al mundo todo lo que ella tuvo que sufrir en vida. La leyenda dice así: 

Cuando alguien está solo en un aseo público, ya sea en la escuela, la estación de trenes o el cine, si decide usar el último retrete tras hacer sus necesidades escuchará una voz de ultratumba que le preguntará.— ¿Papel rojo o azul?. Acto seguido dos rollos de papel higiénico de dichos colores aparecerán ante sí. Si se elige el papel rojo Aka Manto se mostrará ante su víctima para desollarla viva. Si se elige el papel azul Aka Manto cortará las piernas de la persona para que se desangre y muera lentamente. 

Dicen que de nada funcionará intentar despistar al fantasma, que si se elige un color diferente al rojo o al azul un agujero negro se abrirá en el suelo y varias manos blancas saldrán de él para atrapar y llevarse a la víctima a la oscuridad. Se cree que la única manera posible de escapar es salir corriendo del baño pero en ocasiones Aka Manto bloquea la puerta de salida. Tal vez la solución esté en contestar que no se necesita papel...

jueves, 22 de octubre de 2015

✪La Leyenda de la calle de la quemada✪

La calle de la quemada es una leyenda mexicana de la época colonial.


Muchas de las calles de la Nueva España tomaron sus nombres debido a sucesos ocurridos en ellas como es el caso de la Calle de la Quemada.  El virreinato de Nueva España fue una entidad territorial integrante del Imperio español, establecida en gran parte de América del norte por la Corona durante su dominio en el Nuevo Mundo entre los siglos XVI y XIX. Fue una etapa conocida como período colonial mexicano.

Todo sucedió allá por el año 1550 cuando a la capital de la Nueva España llegó don Gonzalo Espinosa de Guevara, un rico español padre de una hermosa joven de 20 años llamada Beatriz. De ella se decía que ayudaba a personas necesitadas tanto en España como en su nueva residencia al otro lado del Atlántico. La familia poseía una gran fortuna que en muy poco tiempo se fue acrecentando gracias a los negocios familiares.

Beatriz tuvo muchos pretendientes de alto linaje, admiradores que solicitaron su mano sin éxito. La combinación de belleza y fortuna era una golosina demasiado atrayente para los hombres. Don Martín de Escúpoli, Marqués de Piamonte y Franteschelo era un apuesto caballero que se enamoró inmediatamente de la hispana y comenzó a amarla con ardiente locura. Pero la obsesión que sentía el italiano por la joven era tan fuerte que sus celos no permitían que ningún caballero transitara cerca de su amada y comenzó a enfrentarse a duelo a todo aquel que tuviera intenciones de acercarse a su casa para pedirle matrimonio.

Al amanecer cuando se pasaba la ronda por la calle donde vivía Beatriz siempre aparecía el cuerpo agonizante o el cadáver de algún caballero muerto.

Finalmente don Martín consiguió su objetivo y la joven española comenzó a interesarse por él. Beatriz se enamoró del misterioso y apuesto caballero que rondaba su balcón día y noche y lo eligió como esposo. Fue muy feliz a su lado hasta que cierto día descubrió que por culpa de su belleza él había derramado mucha sangre. Se sumió en una gran tristeza que invadió su corazón al pensar en todos aquellos hombres muertos y decidió volverse fea. Quería que la amaran por su interior y no solo por su belleza.

Una noche, Beatriz, llevó hasta su alcoba un brasero, colocó carbón y le prendió fuego. Invocando a Santa Lucía y pronunciando entre lloros el nombre de don Martín, se arrodilló e incrustó su hermoso rostro sobre las brasas. El olor a carne quemada se esparció por toda la estancia y profirió un grito ensordecedor de dolor casi al mismo tiempo en el que caía desplomada. El fraile mercedario Fray Marcos de Jesús y Gracia, confesor de la muchacha, entró corriendo en la alcoba al escucharla gritar. Se la encontró en el suelo y la levantó con mucho cuidado, después le colocó unas hierbas y vinagre sobre el rostro quemado. Ella le explicó los motivos que tuvo para hacerse semejante atrocidad.

El fraile fue a buscar inmediatamente a don Martín y le explicó lo que había ocurrido. El marqués se apresuró a ver como se encontraba su amada que permanecía sentada en un sillón sobre un cojín de terciopelo rojo, su rostro estaba cubierto por un velo negro manchado de sangre y trozos de carne chamuscada. Con sumo cuidado le levantó el velo quedando visible el malogrado rostro de la joven. Al comprobar con sus propios ojos el estado de la cara de Beatriz se horrorizó y no pudo evitar dar un respingo hacia atrás. En contra de la reacción que ella esperaba de él, Martín le confesó que la amaba por su interior, y que ni tan si quiera su cara quemada iba a hacerle cambiar de idea jamás. Juntos fueron muy felices hasta que la muerte les separó.





martes, 20 de octubre de 2015

✪El Misterio del Faro de la isla de Flannan✪


Flannan se sitúa al oeste de Escocia, son un conjunto de siete islotes que distan 18km de la isla de Lewis. A la mayor de estas islas se la conoce como Eilean Mor (isla grande en gaélico) y en ella se encuentra uno de los faros más antiguos de toda la costa escocesa. En la isla también se encuentran las ruinas de una antigua capilla del siglo VI construida por el obispo irlandés Flannan. Se creía que daba buena suerte a quienes lo tocaban y el religioso fue santificado por lo que en su honor las islas fueron bautizadas con su nombre.

El faro de Eilean Mor mide alrededor de 24 metros de altura y su construcción no fue fácil. Se empezó en el año 1896 y terminó de construirse en 1899. Está situado en la cima de un acantilado, su estructura fue diseñada para soportar los golpes del mar o los fuertes vendavales y compone el punto más alto del grupo de los siete islotes. Debido a la poca visibilidad de la zona, casi siempre cubierta de niebla y la bravura de las aguas atlánticas que rodean las islas de Flannan, el faro debía destellear cada 30 segundos con una equivalencia de 140,000 bombillas, así el haz de luz podía ser visto a una distancia de hasta 30km. De hecho hasta que no se puso en funcionamiento el faro fueron muchos los buques que encallaron y naufragaron en la zona.

Pero un acontecimiento inexplicable que sucedió el 26 de diciembre del año 1900 estigmatizó a este lugar convirtiéndolo en uno de esos misteriosos rincones del mundo que a personas como yo, amantes de las leyendas y los fenómenos extraños, nos encantaría poder visitar algún día. Desde la más remota antigüedad se cree que Eilean Mor está embrujada por los espíritus marinos.

Tres guardas fueron contratados para el mantenimiento y el correcto funcionamiento del faro, era un trabajo sencillo tan sólo marcado por los largos periodos de aislamiento y soledad. Un barco solía acercarse cada x tiempo a la isla para suministrar víveres a los guardeses y relevarlos.

El barco de suministros "Hesperus", que hacía su recorrido habitual, el día después de Navidad del año 1900 tuvo que esperar a que parase una fuerte tempestad para poder realizar su trabajo, repartir los víveres a los tres hombres encargados de guardar y mantener el faro, además de reemplazar a uno de ellos. La tripulación decidió que era mejor retrasarse unos días y esperar a que la tormenta amainase. Cuando el tiempo calmó decidieron acercarse y hacer señales a los fareros los cuales solían recibirles eufóricos y con el izado de la bandera, pero aquel día fue diferente.

La tripulación del "Hesperus" avisó de su llegada con reiteradas llamadas, tocando la sirena y lanzando bengalas, pero absolutamente nadie les devolvió respuesta. En un primer lugar pensaron que tal vez los tres guardeses estarían haciendo algo por la isla. Moore, el hombre que iba a reemplazar a uno de ellos y que ya había trabajado en el faro anteriormente tuvo un mal presentimiento, temía que le hubiera podido ocurrir algo terrible a sus tres compañeros.

Algunos miembros de la tripulación entre los que se encontraba Moore y bajo el mando del Capitán Helman, se subieron a un bote y remaron hasta tierra. Una vez en la isla se acercaron hasta la puerta del faro, Moore la golpeó insistentemente pero nadie les abrió, no se escuchaba ni un solo ruido, ni pisada, ni murmullo, nada, sólo un silencio absoluto imperaba en el lugar. Como la puerta estaba cerrada con llave, entre todos decidieron derribarla para poder acceder al interior y comprobar si realmente había ocurrido algo grave.


Moore sabía que allí había pasado algo raro, se dirigió hacia la cocina y comprobó que el reloj estaba parado en las 9:30 horas. Una de las sillas yacía volcada en el suelo como si alguien se hubiera levantado de ella precipitadamente. La comida permanecía servida en la mesa a medio consumir y no había fuego en la chimenea. Registraron todo el faro pero no encontraron ninguna señal de vida de los tres hombres que parecían haber desaparecido sin dejar ningún rastro. En el diario de Ducat, encargado principal del faro, se había escrito por última vez el día 15 de diciembre a las 9:00 horas. Sus últimas palabras fueron: "La tormenta terminó, mar en calma. Dios está por encima de todo." Aquello fue escrito el mismo día en que el vapor SS Archtor dio aviso a las autoridades marítimas de que la luz del faro estaba apagada.

La tripulación del "Hesperus" decidió rastrear toda la isla palmo a palmo pero tampoco encontraron nada. El barco partió con la incertidumbre y la desazón de no saber qué era lo que allí había ocurrido.

Días después la Armada Real Británica se personó en la isla para abrir una investigación, descubrieron que dos de los equipos de emergencias para días de tormenta no estaban y sólo quedaba en el armario el de Mc Arthur, uno de los fareros. La gran grúa que estaba instalada en el embarcadero había sufrido movimientos bruscos y violentos, tal vez a consecuencia de la fuerte tormenta de días atrás. Las primeras teorías apuntaron a que alguno de los hombres pudo ser arrastrado por una especie de ola gigante que golpeó la costa y los otros dos intentaron salvarlo sin éxito. Las olas gigantes, también conocidas como olas monstruo llegan a alcanzar hasta 20 metros de altura, es un extraño fenómeno natural que sucede en los océanos. El caso es que nunca encontraron nada que pudiera explicar la  extraña desaparición de los fareros de Flannan y jamás se encontraron sus cuerpos. Oficialmente se les dio como desaparecidos y se cerró la investigación.


En la actualidad el faro de Eilean Mor sigue en funcionamiento, pero desde el año 1971 es totalmente automático y ya nadie habita en la isla.