Se dice de los espejos que pueden reflejar la sombra del alma de las personas, su verdadera naturaleza. También se dice que son portales al más allá y una herramienta mágica para la adivinación, muchas civilizaciones antiguas se valían de los reflejos para sus predicciones. Pero el espejo es una herramienta peligrosa si no se sabe utilizar, lo mismo que la ouija, una puerta de entrada y salida a otros mundos que debe ser abierta y cerrada correctamente.
Aunque no se sabe con certeza el origen del espejo se remonta a antiguas civilizaciones como Mesopotamia y el Antiguo Egipto, de hecho los más viejos fueron encontrados a orillas del Nilo. Los primeros espejos consistían en unas pequeñas placas de metal súper alisadas antes de ser pulidas, pues era la forma de conseguir un reflejo. Además eran considerados artículos de lujo y sólo las clases más altas de la sociedad los poseían. Podían estar fabricados con metal o en algunos casos con obsidiana que es un mineral, un vidrio de origen volcánico de color verde oscuro o negro. En el mundo esotérico se la considera una piedra muy potente para la protección y la limpieza de las energías negativas.
Durante la Edad Media la iglesia utilizaba los espejos para descubrir qué personas tenían el mal dentro, estaban poseídas por el demonio o su alma era impura. Lo cierto es que muchas culturas y folclores de todo el mundo creen que los espíritus atormentados pueden desplazarse de una dimensión a otra a través de los espejos, incluso los demonios.
En el judaísmo es tradición tapar los espejos de las casas en las que fallece alguien. Para los creyentes de esta religión el hombre es creado a imagen y semejanza de su creador, por lo tanto cuando alguien muere disminuye el reflejo de su dios, la imagen divina condensada en el alma al morir desaparece y el espejo devuelve la imagen del ser humano mortal. Es por este motivo que el espejo no debe ser usado y tampoco se debe rezar frente a él durante el velatorio. Creen que si no se tapa o da la vuelta, el difunto (su espíritu) podría quedar atrapado en él.
El espejo que conocemos en la actualidad lo inventó un químico alemán llamado Justus Von Liebig en el año 1835, perfeccionó la técnica en la fabricación de espejos que consistió en aplicar una fina capa de plata sobre una de las caras de un panel de vidrio.
En la antigua China los espejos se utilizaban para capturar y canalizar la energía, también servían como regalo de compromiso para las mujeres. Colocar un espejo en la entrada de la casa deriva de esta cultura. Los orientales creen que un espejo en la entrada de los hogares repele lo malo y todo aquello que pueda perturbar la tranquilidad de la unidad familiar, además de alejar las envidias, a los espíritus malignos y a los demonios. Es por esto que Chamanes y expertos en Feng Shui recomiendan colocar uno en las entradas de todas las casas.
Hay muchas leyendas de terror que tienen como protagonista a un espejo: Bloody Mary, el espejo de Myrtles Plantation o la leyenda la casa de los espejos de Cádiz (la primera y la última ya publicadas en este mismo blog). Otras historias hablan de cosas como que en la noche de San Juan, después de las doce, si sostienes una vela encendida frente a un espejo y te concentras en tu reflejo podrás ver el rostro de tu propia muerte o que si te encierras en el baño con las luces apagadas, encendemos velas a nuestro alrededor, abrimos los grifos del agua caliente para que se forme vapor y repetimos la misma táctica de concentrarnos en el reflejo podremos ver en el espejo nuestro propio funeral.
-Deshacerse del espejo cuanto antes intentando no reflejarse en los trozos rotos.
-Recoger todos los pedazos sueltos del espejo, meterlos en una bolsa de tela o papel y enterrarlos.
- Arrojar sal por detrás de los hombros.
- Usar uno de los trozos rotos para que la luna se refleje en él, debe hacerse en la primera luna llena después de que el espejo se haya roto.