viernes, 20 de marzo de 2020

👻 El Cementerio de Okunoin 👻



Okunoin (significa “templo del fondo”) es el cementerio más grande de Japón y uno de los lugares más importantes del budismo shíngon, cuyas enseñanzas se basan en el budismo tántrico y en una serie de rituales y procesos de meditación para alcanzar la iluminación, el nirvana y la espiritualidad. Se ubica en un frondoso bosque de la prefectura de Wakayama, en el monte Koya cerca de las ciudades de Kioto y Osaka, a unos 800 metros de altitud.


La historia de este lugar se remonta al año 819 y al monje Kukai o Kobo Daishi (calígrafo, poeta, artista e ingeniero japonés) fue el fundador de la secta budista shingon y quien difundió estas enseñanzas. Kobo Daishi eligió el monte Koya para levantar su templo en el punto más elevado de la montaña. Poco a poco se fueron uniendo más monjes y construyendo más templos y a día de hoy existen hasta un centenar de ellos. Cuenta la leyenda que aunque las cenizas de Kobo Daishi reposan en su mausoleo realmente nunca llegó a morir, sino que su alma alcanzó el nirvana y sigue meditando eternamente a la espera del regreso de Buda. Llegada que también esperan todas las almas de los muertos cuyos cuerpos reposan bajo las lápidas. Espíritus que deambulan perdidos a ambos lados del serpenteante y estrecho sendero que conduce hasta el templo de su amado profeta. 


El Torondo o también llamado "Torodo Hall" es una especie de pabellón, popularmente conocido como el "pabellón de la linterna" pues en su interior cuelgan 10.000 lámparas encendidas.  


El puente Ichi Hashi es el que abre el camino hacia este cementerio, simulando la linea que separa el mundo de los vivos del mundo de los muertos. Antes de traspasarlo uno debe inclinarse en señal de respeto y una vez que el visitante se adentra por el puede sentir en su piel ese ambiente sagrado que lo envuelve. No existen dos tumbas iguales en Okunoin, aquí se mezclan diferentes estilos funerarios y diferentes clases sociales. Las tumbas más hermosas son las más antiguas, las que parecen olvidadas. Un lugar de paz y calma, de absoluta tranquilidad, que se puede visitar tanto de día como de noche. 





Se dice que el cementerio está encantado por los espíritus de los monjes allí enterrados guardianes de los misterios que se ocultan entre los cedros centenarios de Koyasan. Quienes lo visitan coinciden en que no sienten miedo, sino infinita paz interior. 

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