Corría el año 1807 cuando a Thomas Chase, el dueño de una plantación, se le ocurrió comprar una cripta familiar en el cementerio de Christ Church situado al suroeste de la antilla.
La cripta había sido construída a finales de la primera mitad del siglo XVIII y, en primer lugar, había pertenecido a la familia Walrond. Estos nunca la llegaron a utilizar y quizás, como si de una premonición se tratara, decidieron deshacerse de ella vendiéndosela a sus amigos, los Elliot.
El 31 de julio del año 1807 se dio sepultura en su interior al primer cadáver. La difunta se llamaba Thomasina Goddard, una mujer a la que enterraron en un sencillo féretro de madera que colocaron en los anaqueles superiores de la cripta. No está muy claro si Goddard era pariente de los Elliot o de los Chase, puesto que me he topado con dos y hasta tres versiones distintas de esta historia. En una se la cita como pariente de los Elliot y en otra como pariente de los Chase. De todas formas, me ceñiré más a la narración del libro de relatos sobrenaturales "Rumbo a lo Desconocido" escrito y publicado por la editorial READER'S DIGEST y donde leí sobre el tema por primera vez.
Los Elliot, al igual que los Walrond, no quisieron saber nada del mausoleo y optaron por vendérselo al señor Thomas Chase. Fue a partir de entonces cuando comenzaron a darse los fenómenos paranormales.
Al parecer los Chase eran una familia con un pasado algo turbio. Personas violentas, mal educadas y que en varias ocasiones se habían visto involucrados en algún que otro altercado.
Justo un año después del primer enterramiento, el de la señora Thomasina Goddard, se volvió a abrir la cripta, fue en 1808, cuando la hija recién nacida de Chase, la pequeña Mary Anna, murió en extrañas circunstancias. Algunas fuentes dicen que no era recién nacida, sino que contaba con dos años de edad cuando falleció. El caso es que las crónicas de entonces apuntaban que la muerte de la bebé se la había causado su propio padre. El cuerpo sin vida de la niña Mary Anna fue inhumado en un pesado y sólido ataúd de plomo que pesaba alrededor de unos 200 kilos.
Cuatro años después Dorcas Chase, otra de las hijas (que en algunos textos se cita como "hijo"), siguió los pasos de su desafortunada hermana al morir por inanición, después de haber sido encerrada en su habitación. Cuando los esclavos del señor Chase, que fueron los encargados de portar el ataúd de la niña (también de plomo) y darle sepultura, reabrieron la cripta, lo que vieron allí les horrorizó por completo. El féretro de la pequeña Mary Anna estaba cabeza abajo y había sido movido hacia un rincón, mientras que el ataúd de la señora Goddard se encontraba pegado contra la pared opuesta a la entrada.
Se colocaron todos los ataúdes de forma ordenada, pero unos meses después de morir Dorcas en el año 1812, Thomas Chase también muere y se vuelve a reabrir la cripta. En su interior se observa otra vez lo inexplicable...
El ataúd de la pequeña Mary Anna estaba en posición vertical y contra la pared opuesta. Los otros dos, tanto la caja de madera de la señora Goddard como el ataúd de plomo de 200 kilos de Dorcas, habían sido cambiados de lugar misteriosamente. Los encargados del enterramiento volvieron a colocar todos los ataúdes en su sitio, dieron sepultura al señor Thomas Chase y sellaron la cripta para que allí no pudiera acceder nadie.
El 25 de setiembre del año 1816 fallece otro hijo de Chase, Ames Chase, y sucede más de lo mismo y continuaría posteriormente. A partir de aquí es cuando las gentes empiezan a murmurar y hablar de espíritus malignos atraídos por la gran crueldad que había derrochado el difunto Thomas Chase.
Tres años más tarde se vuelve a abrir el mausoleo para enterrar otro muerto. Ese día se reúne una gran multitud atraída por la curiosidad y entre la que se encuentra lord Combermere, gobernador de las Islas Barbados. El Gobernador fue testigo y pudo ver con sus propios ojos cual era el estado en el que se encontraban los ataúdes cada vez que se reabría la cripta. Siempre sucedía lo mismo una y otra vez.
En el diario de la esposa de lord Combermere se escribió que el Gobernador había ordenado que acomodaran los ataúdes, se esparciera arena sobre el suelo y se sellara la pesada puerta con unas marcas secretas.
El 18 de abril del año 1920 alguien afirmó haber escuchado unos ruidos procedentes del interior de la cripta. Lord Combermere regresó al cementerio y se encontró con que los sellos secretos estaban intactos y no había presencia de huellas de zapato sobre la arena del suelo. Abrió la puerta y una vez más se encontró con el desastre, los ataúdes estaban todos movidos hasta el punto de que uno de ellos había dañado seriamente una de las paredes de piedra del interior de la cripta.
Después de aquello los herederos de la familia Chase se horrorizaron de tal forma que decidieron enterrar a sus difuntos en otras tumbas. Desde entonces la cripta permanece totalmente vacía y abandonada a su suerte en el antiguo cementerio de Christ Church al suroeste de Las Islas Barbados.
Hola Ra! qué mal rollo esto de los ataudes vivos, yo tengo la suerte de no ser receptiva y nunca me ha pasado nada ni siquiera un triste deja vú pero me da un respeto y un miedo increibles, y por lo que parece la maldad perdura más allá de la muerte porque casi siempre en los lugares donde han pasado cosas terroríficas hay energías extrañas, se ve que no los quieren ni al otro lado! a mí me da mucho miedo todo lo paranormal, un besito guapaaa!!:*
ResponderEliminarHola Vir!
ResponderEliminarYa lo creo que tiene que tener este lugar energias extrañas... Fíjate como será, que hasta estuve a punto de no publicar el post porque no era capaz de subir al blog la imagen de la cripta, se me quedaba bloqueado el ordenador de cada vez que lo intentaba hasta que desistí.
Por eso puse la imagen como enlace... Quien quiera verla que pinche donde pone "Cripta" escrito en color rosa, en el último párrafo...
Qué miedooorrr! jejeje
Un besooo :)