Del latín “fata” “fatum”
El origen de estos misteriosos seres fabulosos, diminutos, alados y con un punto de sensualidad que embruja, es muy diferente, existen un sinfín de teorías, pero la mayoría de éstas coinciden en relacionarlas con la madre naturaleza. Aunque su principio de ser, probablemente se pierde en el tiempo…
Los celtas, creían en la existencia de las hadas. Ellos, una de las civilizaciones antiguas más mística que habitaron en Europa, pensaban que descendían de los ángeles rebeldes o también conocidos como caídos. Se supone que estos ángeles fueron expulsados del cielo por la mano de Dios, para castigar así su carácter vanidoso y arrogante. Cuenta la leyenda que cuando fueron arrojados sin piedad de los cielos, de sus cuerpos descendieron las hadas cual pequeñas esencias luminosas. Y éstas se refugiaron en los mares, los montes, los vientos y los ríos.
Algunos cuentos, sobre todo las típicas historias populares, apuntaban a estas mágicas y etéreas criaturas personificadas, como los más antiguos pobladores del planeta, los primeros en habitar nuestra Tierra en sus orígenes, mucho antes de formarse los mares y las montañas.
Poco a poco y con el paso de los siglos, ante la evolución, el dominio y el avance del hombre, temerosas de los humanos, las hadas, se escondieron en el interior de las oscuras cuevas o sumergidas bajo las pantanosas aguas de las marismas.
En la antigua Roma de emperadores y reyes, también se creía en estos seres fantásticos. En este caso, a las hadas se las dotaba de facultades proféticas. Es más, cuentan las crónicas antiguas que cuando los romanos conquistaron el resto del continente Europeo que les faltaba, las hadas los acompañaron como guardianas protectoras. Ellas les seguían, según éstos iban acercándose y tomando posesión de las tierras y los pueblos.
También se relacionaba a las hadas con los dioses, creencias en las que éstas se confirman como antiguas deidades. Pero para otros, las hadas no eran más que las almas errantes de paganos que habían sido personas bondadosas en vida y las almas de los niños muertos no bautizados. Era muy típico relacionarlas y asociarlas con la muerte.
Existen infinidad de clases y tipos de hadas…
Las Damas Blancas, representan a los espíritus buenos y caritativos. Se dice que moran entre los muros de los castillos más antiguos o entre las hojas de los arbustos de sus jardines.
Las Damas Verdes, representan la fuerza de la naturaleza, poseen una inusual belleza y las formas voluptuosas de su cuerpo hechizan a los hombres que se cruzan en su camino, que se enamoran de ellas, sin poder borrar su imagen de la mente, cerrándose al amor de otra mujer para siempre. Estas hadas, igual viven en las praderas o bosques, que en las zonas de nieve o los cálidos desiertos en donde crean los oasis.
Las hadas de las cuevas son las lamias. Las de las fuentes, son las ninfas; éstas habitan en los huecos de los troncos de los árboles y sus años de existencia en la tierra es el mismo tiempo de existencia que el del árbol en el que vive oculta. Las de los bosques, son las dríades. Las dríades son las más hermosas y cuenta su leyenda que habitan los bosques escondidas en los pétalos de las flores o entre las piedras del cauce seco de un arroyo. Susurrantes cantarinas, el sonido de las melodiosas voces de estas hadas, se cuela en los oídos de los humanos como una especie de zumbido. Luego están las de los mares, que son las conocidísimas sirenas. Las de los vientos, que son las sílfides y por último, las salamandras que son las hadas del fuego.
Pero la más peligrosa de todas cuanto conforman este encantado mundo de fábula, es el hada de la Mano Blanca. Nada tiene que ver su dulce forma de niña con rostro angelical e inocente, con el riesgo que realmente representa. Pues el simple roce de sus manos blancas, hace que el desafortunado paseante que se pierda por el bosque y se tope con este cándido ser encuentre la locura, encontrándose de repente en un estado de enajenación y delirio total, llegando incluso a provocarle una muerte casi instantánea.
Y cuando todas ellas se unen, las blancas con las verdes, las ninfas y sirenas, las lamias, las dríades y las de Mano blanca, desarrollan su mayor poder, puesto que se convierten en una sola hada, en un solo ser...
Qué bonito, aunque no me habría gustado encontrarme cara a cara con el hada de la mano blanca.
ResponderEliminarSabes? de pequeña soñaba con ser hada, o bruja, la cuestión es que me habría gustado tener poderes.
Todavía hoy, tengo una pegatina de bruja en la ventanilla del coche y una colección de brujas en casa, me encantan.
Bonita leyenda. Me encantó
Un relato interesantísimo. Me gustaría leer uno referido al baile del tango, aunque no tenga absolutamente nada que ver, pero es que el paso de la pareja que he visto a mano derecha del blog, me ha inspirado.
ResponderEliminarCurioso y magico blog el tuyo,enhorabuena.
ResponderEliminarSaludo
Mº Angeles, Sr. Bwana y TSI-NA-PAH; antes de nada, muchas gracias a los tres por vuestros comentarios.
ResponderEliminarMªAngeles, a mi tampoco me gustaría encontrarme con esa hada, casi que es mejor que me muerda una serpiente. Menos mal que son leyendas y fantasías ...
Pues ya tenemos una cosa en común!! A mí también me chiflan las brujillas, hasta me lo llaman a mí, imagínate. Y en mi coche también llevo una bruja plateada en la parte de atrás jejeje. A veces yo pienso que estaría bien tener poderes, habría tantos motivos para usarlos... buenos y malos jijiji
Bwana, algun post podría dedicar algún día al tango porque es un baile muy mágico que a mí personalmente, me apasiona.
TSI-NA-PAH, muchísimas gracias, un placer su visita!!!
Besos para los tres. MUaaaaaaaaa!!!